lunes, 13 de octubre de 2008

El Desvanecimiento de los Cuerpos (G·G)

4 notas parciales sobre la representación del cuerpo en algunos films y videos extremos

2 - Negación (notas parciales sobre “Blue”, de Derek Jarman)

Sería seguramente, como se ha mencionado, una tarea agotadora e inabarcable la de hacer en este espacio un relevo de todas estructuras cinematográficas que basan su forma en un trabajo similar sobre la ausencia de los cuerpos. Marguerite Duras, sobra aclararlo, ha elaborado sobre esta y sobre otras ideas aproximadas la mayoría de sus films. El cine experimental, por su clara negación de las estructuras convencionales del cine institucionalizado, en continua reformulación de las formas de expresión clásicas, ha teorizado y trabajado sobre estos planteos de diversas formas. Demasiadas obras y demasiados autores, en general inaccesibles en este contexto donde su visión es una excepcionalidad, una posibilidad remota y casi aleatoria. Existe sin embargo otro film, más comentado que visto, que desarrolla un concepto similar forzando sus límites hasta colocarlo en un terreno de litigio en el cual se pone en tela de juicio su condición cinematográfica (al respecto cabe agregar que, en su primera presentación, el ‘film’ fue transmitido simultáneamente por la radio inglesa). Blue, de Derek Jarman, un trabajo que clausura su obra al mismo tiempo que su vida; porque a fin de cuentas la película es una crónica de su agonía, de su deterioro progresivo e irreversible, de su ceguera en azul cuyo padecimiento lo había ya confinado a la visión de ese único color. El color de su ceguera era azul, y ese azul (¿el mismo?, nadie podría confirmarlo) es lo único que ocupa la pantalla durante el film. Nada más que eso. Una pantalla azul dejándose atravesar por los sonidos ‘documentados’ de su martirio en las clínicas, de los estudios médicos, y un texto propio que da cuenta de sus afecciones durante el último tramo de su padecimiento del SIDA. Jarman, un realizador inusual e injustamente subestimado u olvidado, había construido su obra con plena conciencia del carácter que la representación del cuerpo asumía en el cine; pero en él esta representación no se inscribía ya en la historia oficial del cinematógrafo, sino en sus márgenes. En lugar de ilustrar aquella idea de la historia de cine como la historia de un hombre filmando a una mujer, era aquí la del hombre filmando al hombre, el cuerpo masculino devenido objeto de deseo en concordancia con la línea que atravesaba las obras de Cocteau-Genet-Anger. La exaltación de la figura, de sus formas y sus movimientos; la contemplación maravillada y absorta de un torso desnudo convertido en fetiche, inscripto en estructuras poéticas tan elaboradas como introspectivas. En Blue, por el contrario, la posibilidad de este deseo homoerótico ya casi no tiene cabida, ha quedado relegado por la inminencia atroz de la propia extinción. El deseo sexual es ahora reemplazado por una desesperada pulsión vital. No queda más que eso; no hay nada que mostrar porque ya nada se puede ver. Nada más que una ceguera azul, una ausencia de todo encarnada en una pantalla homogeneizada por la aniquilación de la banda visual. De la visión. Como la imposibilidad de ver de su propio autor, pero también como la pantalla azul de un monitor que espera inútilmente la señal de video que le restituya la capacidad de ‘ser mirado’. Aún así, con el campo visual eliminado y con una banda sonora compleja construida en base a fragmentos y textos, entre las dos bandas no se produce aquel intersticio significante de las obras de Marguerite Duras. No hay corrimiento ni hueco en el cuál se encuentre el cuerpo negado. Aquí el film ha cruzado sus límites, no hay ya tal film. No hay casi cine y su transmisión radial simultánea lo confirma. Blue es la constatación del desvanecimiento de un cuerpo, su disolución, su ausencia progresiva; la imposibilidad de ver y de ser visto. La muerte. Y una pantalla azul que podría no ser tal, o simplemente no estar (como en la radio), porque lo único que confirma es que ya no hay nada que ver. Su presencia, en definitiva, es la constatación de su ausencia y de su absoluta inutilidad.
Derek Jarman murió de SIDA en 1989, Blue es de ese mismo año.
Podría afirmarse que nadie la ha visto jamás.

Gustavo Galuppo
Vera Baxter
My Space

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